En la primera temporada de El mundo al revés: Pascual acaba en la calle por no tener dinero ni buscar trabajo para pagar el piso compartido. Lleva un tiempo descentrado en la vida, tomando drogas de recreo muy a menudo y alejándose de los que eran sus amigos.
David y Zac prorrogaban una relación pendiente de un hilo, pero el que David fuera secuestrado por Tirso pareció arreglar las cosas en el último momento al aliviarse Zac de encontrarlo sano y salvo.
Efrén, quien posee un pub de éxito llamado Inframundo y que andaba detrás de Zac, siempre ha tenido muchos rifirrafes con David a causa de esta rivalidad. Además, le acababa de pedir a su amiga Ofelia que fuese su matriz para tener un hijo para él, lo cual ella tenía que considerar.
Osi contó a sus madres que era heterosexual y éstas, completamente tradicionales en ese aspecto, lo echaron de casa. Además, la noche de la Renovación besó a Ada porque durante un año había habido mucha química entre ambos.
Han pasado cuatro meses desde la Renovación. Era una mañana fría de otoño, de esas en las que se empieza a notar que el calor estival queda lejos y ya empieza a amanecer más tarde. De esas mañanas estúpidas en Valencia que hace frío a primera hora pero que luego a mediodía se puede ir con camiseta de manga corta.
Pascual había pasado el verano viviendo en la calle, comiendo lo que se encontraba y durmiendo entre cartones en callejuelas de la periferia. Había llegado a tal punto de independencia y aislamiento del mundo que no quería ponerse a trabajar y no quería saber nada de los que algún día fueron sus amigos. Se encontraba obviamente desmejorado físicamente, con el pelo un poco más largo y muy sucio, al igual que la ropa que llevaba puesta, que era la única que tenía y le hacía parecer un vagabundo. Seguía llevando sus numerosos piercings y dilatadores, como signo de identidad de lo que era. Además había seguido refugiándose en todo tipo de drogas que iba consiguiendo con el poco dinero que iba robando o mendigando.
En uno de sus habituales despertares en un callejón, se encontró sin zapatillas. A él, su vida le causaba una tremenda indiferencia, pero luego pensó que andar descalzo por la calle podría conllevar un problema de salud y tener que acudir a un médico, así que fue al barrio de la droga a robar unas de esas zapatillas que colgaban de los cables para indicar que allí se vendía droga.
Al llegar allí y bajarlas a pedradas del cable de la luz, con todo el barullo salió el camello de su casa y empezó a perseguirle, pero Pascual sacó la fuerza de donde no la tenía y escapó corriendo. Al girar una esquina se chocó con un hombre trajeado de mediana edad con aspecto de empresario y se cayeron ambos al suelo.
—Eh, tú, niñato. ¡A ver si andas con más cuidado!
PASCUAL: Que te pete el blas. Déjame en paz —dijo levantándose con desinterés rápidamente e intentando huir por si aún le seguía el camello.
—Oye, oye. Espera —le cogió del brazo desde el suelo y se levantó, pero sin soltarle—. ¿Tienes farlopa? —preguntó con ansia.
PASCUAL: ¿Qué eres? ¿Un poli? —y se soltó de una sacudida—. Lo que tengo es mío y no tienes derecho…
—¡Te la compro! —le interrumpió mirándole con los ojos abiertos como platos y con cara de desesperación.
PASCUAL: ¡Que me dejes en paz, gilipollas!
—¡Te doy el doble de lo que cuesta!
PASCUAL: ¿El doble? —y se paró un momento a pensar en que le vendría bien algo de dinero—. Está bien, tete —se le acercó amigablemente y le rodeó con su brazo el hombro—. Dame la pasta y te doy la farli…
En la otra parte de la ciudad, Ofelia llegaba al piso compartido (con Efrén, Ulises y anteriormente, Pascual, hasta que lo echaron) y en el comedor estaba esperándola Efrén, que cuando la vio entrar pegó un brinco del sofá y se plantó delante de ella impaciente.
EFRÉN: ¿Cómo está mi incubadora favorita? ¿Todo bien en el médico? —preguntó con afán.
OFELIA: ¿Puedes no tratarme como un objeto? Gracias. El médico ha dicho que todo está bien y que nos vemos en la siguiente prueba.
EFRÉN: ¿Te ha dicho ya si es niño o niña?
OFELIA: Me ha dicho que es pronto, chiquitín. Todavía estoy de 13 semanas. Pero me ha dicho que cree que es un niño —dijo contenta tocándose la barriga—. A ver si en la próxima ecografía me dice algo.
EFRÉN: ¡Oh, es genial, Ofe! —y le dio un abrazo muy sentido—. Aunque no me importa si es niño o niña, lo querré igual. Muchas gracias por haber accedido a ser mi matriz.
OFELIA: Yo encantada. Sabes que no tengo mucho más que hacer con mi vida…
EFRÉN: Te prometo que a la próxima prueba te acompaño. Sabes que ando un poco liado con las cosas de David y eso…
OFELIA: Andas demasiado liado, Efrén, y deberíamos de hacer los papeles.
EFRÉN: ¡Que no, Ofelia! —expresó indignado—. Que tú y yo tenemos la confianza suficiente como para no hacer todas esas formalidades que hace todo el mundo cuando va a tener un hijo.
OFELIA: No son sólo formalidades, Efrén. Es necesario para aclarar legalmente para quien va a ser el niño. Lo hace todo el mundo y es como se debe de hacer. ¿Y si ahora me quedo yo el niño y lo crío con Sandra?
EFRÉN: Tío, ¿de verdad vais tan en serio? Pero si os conocéis desde hace unos meses…
OFELIA: Yo sólo te digo que te tomes esto un poco más en serio. Vas a ser padre, que no es ninguna tontería. Y para empezar deberías de buscarte un piso para ti. ¿O vas a criar al niño aquí en un piso de estudiantes? Le sacas bastante beneficio al pub como para vivir solo.
EFRÉN: Sí, mamá —replicó con ironía—. En realidad es buena idea lo de buscar piso… Bueno me voy a casa de David, que Zac se va a trabajar y para que no se quede solo…
OFELIA: Por Asir, pareces su padre.
EFRÉN: Sabes que desde lo de Tirso no le gusta estar solo. ¡Si casi ni sale de su casa!
Y en ese momento llegaba Osi al piso, abriendo la puerta con su propia llave.
OSI: Qué pasa, compis —dijo con entusiasmo.
OFELIA: Osi, chiquitín, no hace falta que nos llames siempre compis. Llevas ya unos meses viviendo aquí —dijo metiéndose en el baño.
OSI: ¡Es que me hace ilusión vivir en un piso de estudiantes! —exclamó pleno de júbilo—. Siempre había vivido con mis madres. Pero desde que se volvieron a Madrid…
EFRÉN: ¿Ya te hablas con ellas? ¿O desde que saliste del armario…? —intentó sacarle una información que ya conocía de antemano.
OSI: Ya no sé si estoy dentro o fuera ni lo que siento ni lo que dejo de sentir.
EFRÉN: ¿Estás diciendo que después de decir que eres heterosexual y estar un mes con Ada estás reculando y te estás metiendo dentro del armario otra vez? Porque eso de que la dejaras después de unas semanas estando tan bien no lo veo claro.
OSI: Yo tampoco lo tengo nada claro, Efrén. Quiero probar cosas. Quiero intentarlo con algún chico.
EFRÉN: Inténtalo con Luis —soltó con una carcajada—. Por lo menos antes parecía muy dispuesto.
OSI: Muy gracioso. Además de que no, estando con Ada ya me dijo que había perdido interés en mí…
EFRÉN: Oye, ¿y todo esto de “probar chicos” no tendrá nada que ver con las pesadas de tus madres, verdad?
OSI: Ellas me han llamado mucho… Deben de estar arrepentidas de las cosas tan feas que dijeron… He hablado algo con ellas, pero tampoco me exigen ni me dicen nada.
EFRÉN: Pero su presión meterán, aunque sea haciéndote saber que están ahí vigilándote.
OSI: Por lo menos ahora que he retomado el contacto me pasan un poco de dinero, porque con el sueldo que me pagas…
EFRÉN: ¡Te quejarás encima de que te doy trabajo! Anda, te veo esta noche en el Infra, que me voy a casa de David. Y por cierto, cuidadito con el que recoge los vasos de cubata, que lo he visto muy encima tuyo y a ese le da igual ocho que ochenta. Desde que Ada y tú os distanciasteis anda al acecho.
ULISES: ¡¿Queréis no gritar tanto?! —chilló encerrado en su cuarto—. ¡Estoy intentando dormir!
OSI: ¿A estas horas? —le preguntó en voz baja a Efrén.
EFRÉN: Estará resacoso. Últimamente lleva un descontrol… Como siga así acabará como Pascual…
Mientras tanto, Pascual se estaba fumando un porro y volvía al callejón donde tenía sus cartones para dormir, cuando empezó a notar en sus huesos el frío viento otoñal y se preguntó si habría alguna manera de no pasar el invierno en la calle. El verano había estado bien. Con el sofocante calor que hace en Valencia en verano, casi se estaba mejor en la calle. Pero se empezaba a notar que el tiempo estaba cambiando.
Llegando a su callejón, pasó por un barrio medio abandonado y vio un montón de casas en ruinas, muchas de ellas ocupadas por gente sin recursos. Así que decidió hacer lo mismo. Todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna, y si no se tienen los medios necesarios: patada en la puerta y para dentro.
PASCUAL: ¡A la mierda la propiedad privada! —chilló al pegar la patada a la puerta para echarla abajo—. Esta casa ahora es mía. Y si alguien quiere echarme, que venga la policía y que me eche.
Efrén llegó al piso donde vivían David con Zac, Luis y Ada y allí estaba Luis, que se estaba maquillando para salir a la calle. David y Zac estaban en su cuarto. Luis interrumpió su proceso de metamorfosis malhumorado por tener que abrir la puerta.
LUIS: Te podías hacer una copia de la llave, mari. Te pasas aquí día sí, día también —dijo mientras se volvía al baño airoso—. ¿No estaréis liados tú y David? Cari, con lo mal que os llevabais antes. Yo no lo entiendo…
EFRÉN: No estamos liados, rubia. Para empezar, David está con Zac.
LUIS: Ya, ya. ¿Y desde cuando eso ha sido un impedimento para ti, querida? —le decía gritando desde el baño.
EFRÉN: ¿No pueden dos hombres ser buenos amigos sin que se piense en algo sexual?
Y diciendo esto empezó a oler a tabaco, ya que se había abierto la habitación de David y éste salía impaciente terminándose un cigarro con un cenicero en la mano.
DAVID: Hola, Efrén —saludó amistoso y se quedó apoyado en el marco de la puerta—. Menos mal que estás aquí, porque Zac se va ya —y apagó el cigarro en el cenicero, que dejó dentro de su habitación.
ZAC: Hola, guapo —saludó insinuantemente saliendo a la par que David entraba y guiñándole un ojo a Efrén, pero éste pareció sentirse incomodado—. Bueno yo me voy ya al Mercamona. Y ya sabes lo que hemos hablado —se dirigió a David en tono imperativo—, nada de investigaciones peligrosas o te dejo. Yo no puedo vivir con movidas en la cabeza de que te pase algo otra vez…
EFRÉN: Vamos, tío. No seas tan drástico —le dijo a Zac saliendo en defensa de David.
ZAC: ¡Salió el otro! Vaya par. Siempre juntos.
DAVID: Calla, que si no fuera por Efrén estaría siempre solo —y entrecortó las últimas palabras porque empezó a toser.
ZAC: Anda, abre el cuarto que se airee un poco. Ya podías dejar de fumar. Molesta bastante y es una costumbre un poco del siglo pasado.
DAVID: Como si fuera tan fácil, Zaqui —seguía tosiendo—. Con la de ansiedad que estoy pasando desde hace meses.
ZAC: Bueno chicos, me voy ya que llego tarde. Hasta luego —se despidió saliendo por la puerta.
Y Efrén se quedó con David para hacerle compañía.
Al mismo tiempo, Pascual rebuscaba comida en los contenedores de “su barrio”. Había cogido la rutina y la habilidad de buscar en los contenedores cercanos a los supermercados, porque allí tiraban comida recién caducada o la que ya no estaba en buen estado para venderla, lo que aprovechaba para no tener que gastarse dinero en comprar alimentos. Entretanto que apartaba lo útil de lo desechable, un gatito hambriento se le acercó, olisqueando el tufo a pescado y a comida putrefacta que salía del contenedor. Pascual lo vio tan delgado, tan famélico y tan frágil al animalito que no pudo resistirse a darle un poco de pescado, el cual no tenía muy buen aspecto, pero era lo que había.
El hedor que estaba levantando de remover en la basura atrajo a otro mendigo que andaba por allí.
—Oye, chaval. ¿Me das algo?
PASCUAL: Piérdete. Éste es mi contenedor. Vuelve cuando haya acabado y a lo mejor puedes recoger las sobras —respondió con desaire pero con tono firme mientras seguía rebuscando, ya que en esos meses había aprendido que en la calle la ley que se impone es la del más fuerte.
—¿Y algo de droga tienes? Cualquier cosa. Farlopa.
PASCUAL: Joder con la farlopa hoy. Parece que hayamos vuelto a los 80 y se lleve de moda otra vez —dijo para sí mismo.
—Es más barata que la mierda que venden otros, ¡y yo la quiero ya!
PASCUAL: Mira, tete —paró un momento y sacó la cabeza del contenedor—. Como le he dicho antes a otro personaje, es para consumo propio. Te la puedo vender, pero no va a ser tan barata —le dijo haciéndose el interesante.
—Vale, lo que quieras. Dámela. ¡Dámela ya! —reiteró el vagabundo desquiciado sacando inexplicablemente un fajo de billetes del bolsillo.
PASCUAL: Vale, tranquilo, tete. Dame la pasta —y se puso a reflexionar durante unos segundos—. Eso sí, cuando quieras, puedes volver a por más.
—Me acabas de decir que lo que tienes es para consumo propio. ¡Para qué voy a volver, capullo!
PASCUAL: He cambiado de opinión —dijo serenamente y esbozando una sonrisa al entrever cuál iba a ser su manera de ganar dinero a partir de ahora.
—¿Y tú quién eres? ¿Dónde te sueles poner?
PASCUAL: Cuando vengas por aquí, tú o cualquiera de las personas a las que se lo vas a contar, diles que pregunten por el Tito Pascu.
Y después de intercambiar mercancía por dinero, el hombre se fue y Pascual se quedó con cara de satisfacción, contando los billetes que había ganado en un día por dos meras casualidades.
El gato seguía por allí, refregándose entre sus piernas, rogando que le ofreciera más comida.
PASCUAL: ¿Has visto gatito? Hoy es mi día de suerte —y al ponerse a andar, el gato empezó a seguirle—. ¿Pero dónde vas amiguito? Ya sé… Tú te vienes conmigo a mi nueva casa —y lo cogió y se lo puso entre los brazos—. ¿Sabes cómo te voy a llamar? Farli. Ese va a ser tu nombre. Por toda la farlopa que he vendido hoy —y siguió andando mientras el gato ronroneaba—. Vámonos a casa.
Próximo episodio: lunes 25 de abril de 2011 a las 21:00.
Próximo episodio: lunes 25 de abril de 2011 a las 21:00.
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ResponderEliminarJajajaja odio a Pascual!! Aunque tiene su lado entrañable XD Me ha matado "Farli" XDD
ResponderEliminarTenía que meter algún gato por alguna parte (L)(L) Y el nombre le va que ni pintado. Made in Pascual XDD
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