lunes, 2 de mayo de 2011

2x03 LUIS

Priviuslí, en El mundo al revés: la única vida sentimental que parece que conoce Luis es quedar con chicos por el chat o en zonas de cruising. Un día de esos se le insinuó a Pascual (que ahora ha decidido ser camello) pero éste lo rechazó y desde entonces le tiene un poco de manía.

Ulises empezó a tomar algunas drogas en compañía de Pascual y últimamente parece que se le está yendo de  las manos.




Luis se levantó un poco apenado en el piso que compartía con Ada y David, dándole vueltas a la cabeza a algunas cosas.

ADA: Buenos días, cari. ¡Qué cara más triste! No llevas el pelo muy cardado hoy y ya llevas bastante raya, rubia. A ver si vas a la pelu, que llevas el rapado de los lados bastante largo. ¿Es que aún no has pasado hoy por el taller de chapa y pintura?

LUIS: Aún no me he arreglado, mari —contestó desganado—. Y deja de sacarme defectos, zorra.

ADA: Ais, ¿qué te pasa?

LUIS: Nada, que estoy conociendo a un chico y es como super macho y seguro que cuando me conozca no le gusto. Con lo mariloca que soy yo…

ADA: Tú no te preocupes. Si no le gustas, él se lo pierde. Y hay más peces en el mar —le guiñó el ojo con una sonrisa en la cara.

LUIS: Ya, si también es verdad. Todavía no entiendo como hay chicos que le tienen esa fobia a la pluma. Al igual que tu sexualidad, es algo que no se elige, es algo con lo que se nace.

ADA: Tampoco puedes culpar a nadie, nena. Para gustos colores.

LUIS: No sé, mari. Me da la sensación de que como no empiece a hacer algo se me va a pasar el arroz…

ADA: ¡Por favor! No digas tonterías. ¡Si tienes 24 años! Y en nada acabas tu carrera de Historia del Arte. ¡Vaya partidazo! —le intentaba subir el ánimo ella.

LUIS: Qué pava eres. ¿Y tú como lo llevas?

ADA: ¿El MIR? Pues mira, estudiando día y noche. Voy a echar raíces en mi escritorio…

LUIS: No, si ya. No sales de casa. Pero me refería a lo de Osi. ¿Has oído que tontea con un chico en el Inframundo? Sabes que me entero de todos los cotilleos.

ADA: Mira, cari, me da igual. No quiero saber nada de él. Yo me dedicaré a estudiar, que es lo que tengo que hacer ahora.




Cuando llegó la noche, Luis no sabía cómo llenar ese vacío que sentía dentro, así que se dirigió a una de las zonas de cruising que solía ir él para paliar sus penas con sexo con desconocidos. Allí entre la maleza se encontró con Pascual, también fijo de la zona, que cada vez estaba más desmejorado.

LUIS: Desde luego, no sé quién querrá follar contigo con las pintas de yonkarra que me llevas.

PASCUAL: Y además a pelo —presumió él.

LUIS: Qué cerdo eres. Un día te arrepentirás…

PASCUAL: Al igual que me estoy arrepintiendo ahora de haberte rechazado aquel día —dijo acercándose a él sensualmente y visiblemente perturbado.

LUIS: ¿Qué haces? ¡Aparta!

PASCUAL: Apártame tú. Pensaba que te gustaba —le dijo besándole el cuello mientras él forcejeaba.

LUIS: ¡Que te apartes! —le dio un empujón, y al estar tan débil Pascual, cayó al suelo— ¡Das asco, además de pena! Antes tenías tu morbo y te guardaba rencor por rechazarme, pero es que ahora sólo me causas indiferencia.

Luis se volvió indignado a su casa arrepentido de haber ido a ese sitio de nuevo y volviéndose esta vez más vacío que nunca. Ya no se sentía cómodo haciendo ese tipo de cosas y una experiencia desagradable como la que acababa de vivir no ayudaba. Por el camino se cruzó con Ulises, que iba a ver a Pascual para que le diera su “mercancía”.

Cuando Ulises llegó al sitio se puso a buscar a Pascual y después de dar unas cuantas vueltas por los arbustos, lo encontró en el suelo, en el mismo sitio donde se había caído al empujarle Luis. Seguía tirado allí pero ahora estaba haciéndole compañía su gato Farli. Pascual estaba fumando una pipa de crack, lo cual dejó patidifuso a Ulises.

ULISES: ¿Se puede saber qué haces? Se te ha ido del todo Pascual…

PASCUAL: Los porros ya no me hacen nada y esto me da el subidón que necesito —dijo soltando una calada y poniendo los ojos en blanco de placer.

ULISES: ¿Y el gato?

PASCUAL: Me hace compañía.

ULISES: ¡Bueno, me da igual lo que hagas! Ya dejamos claro que ninguno nos importamos mutuamente aquel día en el callejón. Así que dame las pastillas y yo te doy la pasta —decía agresivo mientras se comía las pocas uñas que le quedaban y mirando nervioso a todas partes por si venía alguien—. Prefiero comprártelo a ti que ir al barrio ese horrible.

PASCUAL: Tranqui, tete. El Tito Pascu tiene de todo lo que quieras pillar. Y ya sabes: dale mi teléfono a quien te lo pida.

ULISES: Vale, adiós —se despidió cogiendo las pastillas bruscamente, soltó el dinero en el suelo y se fue corriendo.

PASCUAL: ¿Ves, Farli? —se dirigió al gato que se le había acurrucado en las rodillas—. Hay gente que se piensa que lo tiene todo controlado, pero luego no controla nada. ¿Qué crees que diferencia a este capullo de mí? ¿Nada, verdad? Buen gato. Eres un gato muy guapo —le decía acariciándolo, pegó otra calada de la pipa de cristal prendiendo la parte de abajo para que se evaporara el crack y al inhalar se tumbó para disfrutarlo.




Al día siguiente, Luis recibió un mensaje del chico que estaba conociendo, el que le daba miedo no gustarle por ser un poco afeminado. Éste le invitaba a un evento en las fiestas de un pueblo cercano, pero no decía el qué. Así que se vistió y se presentó a la cita vestido bastante neutral, sin el maquillaje y la ropa tan osada que solía llevar, para no causar una primera impresión brusca.

—Hola, nano. ¿Qué tal? Encantado de conocerte en persona, al fin.

LUIS: Hola. Lo mismo digo —dijo él tímidamente tratando de parecer todo lo masculino que podía.

—Te he invitado para que veas lo que hago para vivir —le dijo poniéndose a andar y señalando hacia la plaza de toros.

LUIS: ¿Vas en serio? Qué eres, ¿veterinario?

—No —rió él—. Soy torero —dijo orgulloso.

LUIS: ¿En serio? —se empezó a echar atrás al ver de qué iba la cosa—. Mira, a mí es que las corridas de toros no me gustan. Van un poco en contra de mis principios…

—Vamos, no seas miedica. ¿Qué tienes que perder? ¿Has visto una alguna vez?

Y Luis, al ver lo agradable que parecía el chico, que no se asustó de su aspecto y pensando que no debía de dejar pasar ninguna oportunidad si no quería acabar solo, se dejó llevar y entró a verle.

Al comenzar la corrida, pronto Luis se empezó a escandalizar de lo horroroso del espectáculo, que nunca lo había presenciado antes. Poco más aguantó allí sentado y se salió antes de que acabara porque no podía ni verlo. Y peor, no podía comprender como los espectadores animaban a continuar. La gente gritaba y disfrutaba del espectáculo y Luis no sabía si eso era más triste que el ya desolador hecho del maltrato animal. Así que se dirigió a al camerino del torero a esperar a que acabara y cuando llegó se puso a hablar con él.

LUIS: De verdad, no sé cómo alguien tiene estómago para hacer algo así —le dijo nada más verle, asqueado a la par que iracundo.

—Tío, ¿de qué hablas? ¿No te ha gustado?

LUIS: ¿Cómo me va a gustar? ¡Allí fuera convertís algo tan desagradable como torturar gratuitamente a otro ser vivo en un show!

—Hombre, gratuito no es, eh. Lo que pasa es que yo te he colado —dijo sonriente sin sentirse aludido.

LUIS: ¿A ti te parece normal una profesión como esa?

—Venga, nano, no me rayes. Esto es una tradición de este país y se lleva haciendo durante muchos siglos.

LUIS: Y la muerte por catapulta también se hacía hace siglos pero la dejaron de practicar por bárbara. ¿Crees que porque algo se haya hecho desde siempre se tiene que seguir manteniendo sólo porque se ha hecho siempre?

—Es cultura, tío. Es arte. Sólo te puedo decir eso.

LUIS: Mira, yo he estudiado Arte y esto te puedo asegurar que no es arte. Si ése es tu único argumento te lo puedes guardar. No entiendo como algo así puede seguir siendo legal en los tiempos en los que vivimos —y con esta frase se dio media vuelta y se fue airoso.




Al llegar a casa se encontró con Ada y conforme la vio explotó en lágrimas por lo que había pasado esa tarde y por el nuevo fracaso en su búsqueda del amor, que se sumaba a una lista ya muy larga.

LUIS: ¡Nena! ¡Nada me sale bien! Para un hombre que conozco que parecía majo, resulta que es un torero. Yo lo he intentado, pero no he podido.

ADA: ¡Uh, que horror! —gritó ella horrorizada—. Anda ven aquí, amor. Ven que te dé un abrazito.

LUIS: Estoy muy cansado del amor, Ada —decía sollozando—. Ya no sé qué buscar ni dónde. El sexo espontáneo ya no me llena y yo necesito a alguien con quien compartir mi vida. Alguien con quien hacer cosas…

ADA: No te preocupes, rubia. Ese alguien llegará. Estoy segura. Pero has de ser paciente.

LUIS: ¿Tú crees?

ADA: Por supuesto. Cuando llegue alguien que sepa ver en ti lo maravilloso que eres y que por supuesto seáis compatibles, verás como yo tenía razón. No te rindas, ni dejes de ser lo que tú eres sólo por estar con alguien. Sólo tienes que encontrar a ese alguien.

LUIS: Lo veo difícil…

ADA: Más difícil lo tengo yo. Tú puedes conocer a cualquier hombre en cualquier parte: en la facultad, en un parque, en el supermercado... Pero yo, si veo a un chico que me guste, siempre me tendré que preguntar primero si es hetero, y luego esperar que no tenga novia y que quiera algo conmigo. ¿Y cómo le entras? Porque a lo mejor hasta está en el armario.

LUIS: Vale, mari. Lo he pillado. Tú lo tienes mucho más chungo que yo. Tienes razón. Intentaré no rendirme.

Diciendo esto se metió en su cuarto cabizbajo y al encender su portátil y abrirse su página de contactos preferida, vio que tenía un mensaje nuevo. Le daba miedo abrirlo por si era el caballero, pero por otra parte se le estaba empezando a despertar esa ilusión que hace que alguien podría estar interesado en su persona. Así que lo abrió decidido y encontró un mensaje de un chico que parecía interesado en conocerle. Después de ver su perfil y comprobar que parecía un chico bastante formal y guapo, lo agregó para chatear con él. En cuanto lo hizo, lo vio conectado y en seguida él le habló a Luis, lo cual le subió un poco la moral.

—Hola guapo, ¿qué tal? :D Me llamo Jaime.

—Yo muy bien. Me llamo Luis. Gracias por escribirme ^^

—Gracias a ti por agregarme, Luis ;) ¿Cuántos años tienes?

—Yo 24, ¿y tú?

—Yo 27 :P ¿Te parezco mayor?

—No, qué va. Me parece perfecto —sonrió Luis pensando que le vendría bien conocer a alguien más mayor y por lo tanto, asumía él, más maduro.

—Por cierto, en las fotos de tu perfil no se ve mucho cómo eres. Dime más o menos cómo eres para que te imagine un poco :P

Al constatar lo guapo que era el chico en la foto que tenía puesta, pensó que éste no se le podía escapar.

—Claro. Pues no soy muy alto, la verdad, soy un poco delgado, moreno de piel, pelo castaño, ojos canela…

—Mmmm qué buena combinación. Sigue, sigue J

—No sé, de actitud masculina…

Y Luis, aunque sabía que estaba mintiendo acerca de su aspecto y de su forma de ser, empezó a recuperar el ánimo al ver que podía conocer a una persona que valía la pena.



Próximo episodio: lunes 9 de mayo de 2011 a las 21:00.

1 comentario:

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