lunes, 12 de diciembre de 2011

3x09 OSI

Priviuslí, en El mundo al revés: a Ada la despidieron del hospital por no tratar a un paciente, que resultó ser el terrorista que casi les mata en el cortijo de David. Este hecho se encubrió para no ganar mala reputación el propio hospital. El puesto de Osi, que también fue partícipe de esta negligencia, fue salvado gracias a la influencia de sus madres, que son de los Discípulos de Asir, como el hospital La Caridad. Osi pertenecía a este rito e iba con sus madres a misa a esa congregación, pero después de un percance con el cura de entonces, Noé, ahora terrorista, se desentendió de ellos.

Is descubrió que su madre biológica, que apenas conoce y que la visita de uvas a peras, resulta ser la madre de Osi también. Por lo que son hermanos, pero no se ha atrevido a decírselo a él. Soledad se pone a la defensiva cuando Is le pregunta sobre su vida, así que por su parte no ha podido obtener información de por qué fue dada en adopción.

David, que es el arrendatario de Noé, siempre discute con éste cuando va a cobrarle el alquiler y la última vez traspasó la línea al arrojarle un botellín de cerveza, por lo que pensó en llevar refuerzos la próxima vez que fuera a verle.

Luis sigue su relación con Jaime, que es un topo enviado por Noé para espiar y controlar a Osi. Aunque parece que, a pesar de esto, de verdad ama a Luis.




Habían pasado un par de meses desde que Ada fue despedida del hospital y lo había probado todo para encontrar trabajo. Pero los rumores de que no atendió a un paciente de urgencias se extendieron como la pólvora, gracias a su querida archienemiga la enfermera asirista que la delató. En las últimas semanas se estaba volviendo un tanto ermitaña y no sabía qué hacer con su vida. Estaba bastante desanimada al contemplar el panorama y su relación con Osi andaba un poco tirante por el tema religioso. Sobre todo a raíz de su despido. Ella quería comprender a Osi y sus creencias, ya que se había percatado de lo intransigente que había sido con su pareja, pero por más que lo intentaba, no lo conseguía. Al final reunió fuerzas, se tragó su orgullo, que muchas veces le impedía actuar correctamente, y le pidió disculpas por exigirle que para estar con ella tenía que dejar de creer en Asir.

OSI: Vaya, no me esperaba esto de ti, Ada. Me has dejado anonadado. No sé qué decir —declaró con media sonrisa.

ADA: No hace falta que digas nada. Sé que por mi culpa ha habido algunos rifi-rafes últimamente y no es justo. Tú puedes creer en lo que quieras y eso no significa que yo tenga que creer lo mismo o que tú tengas que pensar como yo —le dijo feliz y dándole un beso en los labios.

OSI: ¿Esto significa que vendrás al templo conmigo los domingos? —bromeó.

ADA: ¡No te flipes! —le respondió chistosa y dándole un empujón, pero luego se puso más seria—. No, en serio, que te respete no significa que entienda cómo han podido cometer las atrocidades que han cometido a lo largo de la Historia…

OSI: Bueno, ¿y cómo vas con la búsqueda de trabajo? —se salió por la tangente al ver que un momento feliz podía tornarse de nuevo en otra discusión.

ADA: Pues mal, Osi. Ya he probado en todos los sitios habidos y por haber.

OSI: ¿Y has probado a buscar trabajo en algo que no sea en el campo de la Medicina?

ADA: Por favor, no digas tonterías —se puso muy altiva ella—. Que somos médicos, Osi. No me voy a rebajar a eso.

OSI: ¿Sabes? A veces te haría falta una buena dosis de humildad —le contestó decepcionado mientras cogía su chaqueta para salir a la calle.

ADA: Dale recuerdos a tus madres y diles que gracias por salvarme el puesto a mí también —ironizó con todo el veneno que pudo.

OSI: Mis madres no quieren saber ni que existes —le sacó la lengua a modo de broma y le dio un beso de despedida.

ADA: ¡Te quiero!

OSI: ¡Y yo!

Osi fue a reunirse con sus progenitoras y se preguntaba si les molestaría que hubiera cambiado un poco. Ya no se peinaba con la raya al lado como solían peinarlo ellas, aunque sí le gustaba vestir con polos siempre que podía. Era su estilo. Eso sí, su lunar en la nariz era lo único que nunca podría cambiar y en realidad le gustaba. Le daba personalidad. Cuando llegó a la cafetería donde esperaban sus madres y vio sus poses y la manera en la que estaban hablando, se percató que allí había gato encerrado. Ya con la llamada de teléfono avisándolo de que iban a Valencia sin motivo aparente se intuía algo, pero él no tenía ni la menor idea de qué sería.

—Serás consciente de nuestra intervención para que te quedaras en el hospital. ¿No es cierto? —reprochó Epifanía, siempre la más autoritaria, sin haber explicado siquiera qué querían.

OSI: Lo sé perfectamente. Mamá Soledad me lo contó y os estoy muy agradecido. Pero vamos, ¿a qué viene todo esto?

—Bueno, hijo. —Continuó Soledad, que solía permanecer callada a la hora de las reprimendas y de los momentos duros. Esta vez daba la sensación de que se había animado a hablar para que la figura recia de Epifanía no significase una negativa por parte de Osi a la primera de cambio—. Sabes que cuando una persona de nuestra congregación sobrepasa los 25 años ya puede participar en el programa de procreación. Es algo que sólo hacemos los Discípulos de Asir dentro de nuestra comunidad y tú ya tienes 26 años. Y como no te vas a casar con un hombre… Nosotras te hicimos un favor y ahora esperamos que puedas devolvérnoslo.

OSI: ¡De ninguna manera! ¡Ya os dije que yo ya no pertenecía a esa secta!

—¡Niño! Cuidado con lo que dices —le llamó la atención Epi y él se achantó porque le tenía mucho respeto—. No lo llames secta, porque no lo es. Nos han comentado que ya tienes edad para hacerlo y nosotras te lo estamos comunicando.

OSI: Me da igual —dijo menos crecido—. No voy a ser la simiente de nadie que yo no quiera y además, ya no quiero saber nada de los DA. Yo no pertenezco a ese lugar.

—¿Estás seguro, hijo? —insistió en tono amenazante Epifanía mientras Soledad se cogía su collar de la mano blanca, preocupada—. NADIE deja los Discípulos de Asir. Y si tú crees que lo has hecho, vas listo.

—Vamos, cariño —trató de apaciguar Soledad a su mujer—. No hace falta ser tan drásticos. Al fin y al cabo es decisión suya. Seguro que se lo piensa mejor y acaba haciéndolo.

Osi la miró negándolo con la mirada, pero Soledad no quiso verlo y siguió hablando.

—Si te arrepientes, puedes venir a vernos. Estaremos aquí hasta mañana.

Osi tenía muy claro que no iba a acceder, pero les hizo creer que se lo pensaría para no cargar de nuevo con las represalias de su madre Epifanía. Al llegar al piso se desahogó un poco con Is, que era la única que estaba allí. Pero justamente ella tenía la cabeza como un bombo, ya que necesitaba contarle también que era su hermano y no sabía cómo. Así que decidió soltar la bomba. Porque si no lo hacía ahora ya no lo haría nunca.

IS: Osi… Llevo queriendo decirte algo desde hace tiempo y no puedo esperar más. Verás… Creo que… Bueno, creo no, estoy segura de que tu madre Soledad es mi madre biológica.

Osi se sentó en el sofá y no pareció recibir las noticias de muy buena gana, ya que en ese momento estaba lidiando con otros problemas de sus madres, pero no se esperaba eso. ¿O sí? Desde hacía ya un año que la conocía, siempre había notado cierta conexión especial con ella que no podía explicar. Pero no podía ser cierto. Is le explicó todos los detalles de cómo había llegado a esa conclusión y todo parecía cuadrar.

OSI: ¿Y por qué me lo iban a ocultar mis madres? ¿Por qué te dieron en adopción?

IS: Yo sólo he hablado con Soledad, que se hizo una prueba de maternidad y es mi madre biológica. Lo que pasa es que la he visto pocas veces y no tengo mucha confianza con ella. Cuando le saqué el tema la última vez se enfadó y no quiso contestarme.

OSI: Pues ya es hora de que nos dé unas cuantas respuestas. Perdona, Is, sé que las pruebas son abrumadoras, pero hasta que no lo escuche de sus bocas no me lo voy a creer —dijo mientras se dirigía hacia la puerta para salir a la calle de nuevo—. Ahora mismo voy y se lo pregunto.




Ada llegó a su casa después de echar currículos en las últimas clínicas que se le ocurrieron y se encontró con Luis, que también estaba mucho en el piso buscando trabajo por internet de lo suyo, Historia del Arte. Aunque trabajaba para Efrén en el pub Inframundo, tenía la esperanza de trabajar de lo que de verdad le gustaba, pero después de meses buscando, ya casi se daba por vencido.

LUIS: Cari, yo como siga así me voy al extranjero. Estoy hasta el coño.

ADA: ¿Y qué harías con Jaime?

LUIS: Me lo llevo en la maleta —rió histriónicamente.

ADA: Entonces las cosas ya van bien, bien, ¿no?

LUIS: Perfectamente, mari. Tú sabes. Ya he comprobado que trabaja donde dice, porque no me iba a quedar tranquilo hasta que lo hiciese. Y nada. Ya tiene un horario más normal y hace menos urgencias.

ADA: Pues me alegro. Aunque sabes que esos desaires que me hace por mi condición sexual no me gustan nada.

LUIS: Mari… ¿y tú qué tal?

ADA: ¿Por qué lo preguntas? —se extrañó ella.

LUIS: Por nada. Es que te oigo muchas veces levantarte por las noches.

ADA: Bueno, sí. Me levanto a beber agua de vez en cuando. Es que hace tiempo que no duermo de tirón. No sé qué me pasa.

LUIS: Será que estás depre por no encontrar curro.

ADA: Será eso —pensó ella con tal de no tener que rebuscar en su mente qué era lo que no le dejaba dormir por las noches.

LUIS: Voy a seguir buscando empleo. ¡Harto estoy ya de no encontrar nada!

ADA: Aiss, nena, si yo te contara…




Osi ya había vuelto de hablar con sus madres y se puso a contárselo todo a Is sin perder ni un minuto.

OSI: Les ha costado ceder, pero al final me han contado una historia…

IS: A qué te refieres. ¡Cuéntamelo ya!

OSI: Dicen que sabían que llegaría este momento. Ellas no querían que volviese a Valencia cuando vine de Séneca por si nos encontrábamos, pero al final ha sucedido.

IS: Ahá. ¡¿Entonces somos hermanos o no?!

OSI: No sólo somos hermanos. ¡Somos mellizos!

Is lo daba por hecho desde hacía tiempo. Cumplían los años el mismo día del mismo año. Pero por fin alguien se lo confirmaba de manera oficial. Estaba intentando asimilar lo que su hermano parece que ya había hecho.

OSI: Dicen que nos tuvieron que separar de pequeños porque ellas tomaban drogas —dijo con expresión incrédula— y que por una imprudencia estando drogadas hubo un incendio en su casa antes de que naciéramos. Se ve que la dejó hecha cenizas y le hizo quemaduras a mi madre Epifanía por todo el cuerpo. Entonces, los de los Discípulos de Asir, que no sé si sabías que mi familia son miembros…

IS: Lo sé —interrumpió brevemente—. Mi madre fue miembro también, pero no lo decía abiertamente.

OSI: Vaya, cada vez más casualidades… El caso es que, los de los DA les dijeron que no sería un buen hogar para dos niños y que nos iban a dar en adopción, pero que al final consiguieron convencerlos para quedarse con un hijo. ¿Te lo estás creyendo? —preguntó escéptico.

IS: ¿Y por qué se quedaron contigo y no conmigo?

OSI: Eso ya no lo sé… Pero, ¿no te parece toda esta historia un poco rara?

IS: ¿Te han contado todo esto sin más?

OSI: No… En realidad hemos tenido que negociar y al final he tenido que darles algo que ellas querían y que habían venido a buscar.

IS: ¿Qué es?

OSI: Mejor déjalo, porque tiene que ver con frascos estériles y muestras de semen…

Is se quedó asqueada pero prefirió que no le diese detalles. Ambos quedaron unos segundos procesando toda esa nueva información y fue Is la primera en saltar.

IS: Tienes razón. Hay algo que no cuadra aquí. ¿Por qué les dejaron quedarse con un hijo si eran drogadictas y quemaron su casa?

OSI: Eso es otra cosa que no me creo. No veo a mis madres tomando drogas.

IS: Bueno, imaginemos que no siempre han sido como tú las conoces. Ellas también fueron jóvenes. La cuestión es, que les habrían quitado a los dos hijos.

OSI: Sí. No tiene lógica que les dejaran quedarse conmigo.

Se hizo otro silencio porque cada uno estaba inmerso en sus pensamientos.

IS: Bueno… Hermanos, ¿eh?

OSI: Sí. Supongo que sí —dijo él devolviéndole la sonrisa que ella le estaba dedicando.

IS: ¿Y ahora qué hacemos?

OSI: Pues… nada. Ya lo iremos viendo por el camino —sonrió y se fue a hacer cosas a su cuarto e Is hizo lo mismo.

Esa misma tarde, Efrén había ido a hacer una visita a casa de Osi. Había dejado a Bruno con Zac un rato porque le apetecía despejarse. Y desde que no se veía con David, no le quedaban muchos más amigos que Osi y sus colegas con los que echaba algunos partidos de fútbol. Pero he ahí la coincidencia que David había ido también a casa de Osi a pedirle un favor y se encontraron todos bajo el mismo techo. David y Efrén no se hablaban desde que este último se pusiera a salir con Zac, el ex novio de David, y la tensión era palpable.

DAVID: Hola, Osezno —se dirigió a Osi intentando hacerle el vacío a Efrén, que ni lo saludó—. Quería pedirte un favorcillo. ¿Me acompañas a cobrarle el alquiler a mi inquilino?

A Efrén, que estaba sentado en el sofá fingiendo indiferencia ante la presencia de David, se le abrieron los ojos y las orejas, ya que sabía que su inquilino era la persona relacionada con los papeles que estaba investigando. Era el cura, o no sabía si todavía lo era, de la secta de Osi.

OSI: Vale —se lo pensó un poco antes de contestar—. ¿Hay gato encerrado? ¿Por qué yo?

DAVID: Pues porque no tengo muchos más amigos —dijo con retintineo para referirse a su ex amigo Efrén— y porque eres la persona más fuerte que conozco.

OSI: ¿Perdona, que yo soy fuerte? ¿Vamos a pegarnos con tu inquilino o algo?

DAVID: No, qué va —dijo con una risa falsa que lo delataba—. Sólo es para que no se crezca tanto. Es que siempre que voy tenemos movidas, y si vienes tú a lo mejor se corta.

OSI: Ulises es más fuerte que yo.

DAVID: Ya, pero deja a Uli que no está para pasar por situaciones así…

Osi frunció el ceño extrañado y Efrén, que seguía escuchando desde el sofá, tampoco entendió el comentario, pero no podía desaprovechar una oportunidad así de conocer a Noé en primera persona.

EFRÉN: Yo iría, si no te importa.

David lo miró de arriba a abajo rápidamente, como si lo estuviera juzgando.

DAVID: Bueno, vale —dijo indignado sabiendo que cuanta más ayuda mejor—. Pero sigo sin hablarte.

Efrén desvió la mirada por el comentario quisquilloso, pero tenía que ir de todas maneras.

DAVID: Anda, coge las llaves, que no me fío de si me va a registrar o algo —le dijo a Osi, pero las cogió Efrén avispado.

OSI: ¿Para qué quieres las llaves?

DAVID: Por si no está. Quiero ver la casa por dentro y comprobar que está bien. No me deja entrar nunca.

A Efrén cada vez le llamaba más la atención lo misterioso de esta persona.

OSI: Santa Ast, en qué lío me estás metiendo…

Cuando llegaron a la antigua casa de las madres de David, se pusieron los dos amigos cada uno a un lado de David para que se sintiera respaldado y tocaron a la puerta con la esperanza de que no hubiera nadie. Pero Noé estaba en casa y fue a abrir la puerta, cerrándola detrás suya al ver a tanta gente. Ya no estaba tan dejado como la última vez. Había vuelto a su normalidad. Cuál fue la sorpresa de Noé al encontrarse con Osi, que hacía cosa de un año que no veía.

—Vaya, vaya, vaya. Qué tenemos aquí… No, espera, no me lo digas. Un fabricaniños. ¿Por qué no me extraña que sea amigo tuyo, David?

David se quedó boquiabierto de que se conocieran y miró a Osi sorprendido.

OSI: Era el cura de mi congregación —le dijo en voz baja a David para que cerrara la boca.

—Sé todo lo tuyo y vas a ir al infierno por tus pecados, donde Suty te torturará durante toda la eternidad —espetó cargado de desprecio.

Efrén estaba atento a todo lo que decía y corroboró que era la persona que tenía en sus papeles y que era el mismo que había seguido el rastro hasta allí.

DAVID: He venido a cobrarte el alquiler —quiso interrumpir para que no se jartase más con Osi.

—Qué rápido pasa el tiempo, ¿eh? —esbozó una fingida sonrisa.

DAVID: Sí, ¿verdad? —intentó mantener la buena armonía—. ¿Las chapucillas que has hecho van bien, no?

—Sí, ya te lo dije —volvió al mal humor—. No he alterado la estructura de la casa y no me importa pagarlas a mí. Tengo dinero —dijo sacándose su cartera del bolsillo.

Efrén seguía intrigado por todo lo que estaba diciendo, pero no dijo una palabra porque la conversación ya era bastante tensa y no quería involucrarse. Sin embargo, le llamaba mucho la atención todo ese hermetismo de Noé. No quería que nadie entrara en la casa hasta el punto de pagarse él lo que debería de ocuparse el arrendatario.

—Aquí tienes —dijo mientras le daba la suma de ese mes.

DAVID: Muy bien. Pues hasta el mes que viene.

David se sentía satisfecho porque parecía que la maniobra de llevar a dos personas consigo le había librado de otra discusión, pero sin darse cuenta y tan egoísta como es él, la balanza se había inclinado en contra de Osi, que había recibido todas las puñaladas. Osi apenas levantó la mirada para no enfrentarse con Noé, pero éste no le quitaba ojo, y cuando se giraron para irse se dirigió a Osi.

—¿Sabes? No eres tan especial como pensaba. Ni mucho menos. Al final has resultado ser todo lo contrario…

OSI: ¿A qué te refieres? —habló por primera vez y no dejó que lo amedrentara.

—Nada. Era sólo un comentario —respondió con inocencia fingida y entró en su casa dando un portazo.

David fue hacia Osi para consolarlo y de camino miró a Efrén y con una sola mirada sabía que le estaba transmitiendo su no conformidad de que hubiera ido con ellos y de que encima no hubiera abierto la boca en ningún momento, ni siquiera en defensa de su amigo. Efrén se quedó retrasado mientras David consolaba a Osi, se metió las manos en los bolsillos y notó las llaves de la casa. Iba a dirigirse a David para dárselas, pero después pensó que podrían serle útiles si llegase el caso.




Las madres de Osi estaban subiendo a su coche para volverse a Madrid y estando dentro las dos, Soledad mostraba un rostro consternado. Antes de arrancar, Epifanía se percató de ello y quiso dejar el tema solucionado para todo el viaje. La miró para que empezara a hablar, porque sabía que quería, y ella sola comenzó.

—¿Crees que se lo habrán creído? —preguntó Soledad a su mujer mientras deslizaba entre los dedos su collar de la mano blanca.

—Claro que sí. No te preocupes —la reconfortó Epifanía, siempre más segura de sí misma—. Teníamos la historia planeada y pensada desde hace tiempo. Ha quedado muy natural…

—¡No deberíamos de haber separado a los tres! —exclamó con arrepentimiento—. No habrá servido de nada si al final se van a juntar otra vez.

—Si no lo hubiéramos hecho, ahora estarían muertos. Y sabes que dar a Is en adopción es parte del plan de reproducción de los DA. Ahí no podíamos elegir. Por lo menos la tienes controlada.

—Eso es cierto.

— Y bastante es que nos quedamos con Osi.

—Sí, pero… Qué hay de…

—¡Al demonio ni lo nombres! —zanjó el tema rotundamente sin dejarla ni acabar la frase y ella no insistió porque le tenía cierto respeto, aunque fuese su mujer. Arrancó el coche y se volvieron a su casa.



Próximo episodio: lunes, 19 de diciembre de 2011 a las 21:00.

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