lunes, 26 de diciembre de 2011

3x11 CRUCERO (Primera parte)

Priviuslí, en El mundo al revés: David se ha cruzado ya varias veces con el agente de policía Villalba: primero cada vez que iba a ver a sus madres cuando las detuvieron y hace poco cuando fue a tratar todo el asunto del casi suicidio de Mariana. David se hizo muy amigo de Efrén, pero luego éste se puso a salir con su ex Zac y ahora se van a casar. David no le perdona por esta traición y no le dirige la palabra desde entonces.

Efrén entró en la casa de las madres de David, que la tenía alquilada Noé, y lo descubrió como líder de los terroristas. Lo que no sabe es si ellos le reconocieron a él, porque salió corriendo cuando le pillaron.

Jaime lleva saliendo con Luis más de un año, pero lleva una doble vida trabajando para los terroristas e informando a Noé sobre las habilidades de Osi. Hasta hace poco, que se cansó de mentir a su novio y Noé le dio permiso para desentenderse de los terroristas, con la condición de que si se enterara de algo sobre los dones de Osi, que lo informara de inmediato. De todo esto Luis no sabe nada. Él acabó la carrera de Historia del Arte y ha estado buscando trabajo sin éxito desde hace un año.

Ulises no ha tenido nunca una relación duradera y apenas varios escarceos. Le seguía el juego a un vecino, pero cuando se le puso a tiro se desentendió de él. Además, Ulises es bipolar y sólo lo sabe Is. Antes solía ser heterófobo y misógino, pero con su trastorno controlado y con su relación más próxima con Is, que es bi, parece que ha cambiado.

Is y Osi son hermanos y sólo lo saben ellos y Ada/Ulises. Osi ha usado sus poderes en días previos a la Renovación: el primer año para salvar a David quitándole un cuchillo a Tirso y el año pasado para obligar a marcharse a los intransigentes del cortijo.



Era una tarde soleada de un 26 de junio en Valencia y todos los amigos se embarcaban en un crucero en donde tendría lugar la boda de Efrén y Zac al día siguiente. Justo el día que todo el mundo celebraba la muerte de Suty permaneciendo despiertos hasta las doce de la noche, momento en el que empezaba la Renovación. Aunque sólo la pareja nupcial continuaría el crucero a modo de luna de miel, porque los demás se bajarían en el primer puerto, Marsella, después de la ceremonia. Con esta crisis y algunos de ellos en paro, no todos se podían permitir ese lujo, por ello Efrén les pagó los billetes de vuelta para que no faltara ninguno.

David también fue invitado y decidió ir para no hacer un feo, ya que el hecho de que su ex mejor amigo se casara con su ex novio no le hacía mucha gracia. Además necesitaba distraerse un poco. Llevaba demasiados días en casa sin salir y se estaba aficionando a la bebida cuando caía el sol.

Subiendo por la escalinata al barco, con su traje recién recogido de la tintorería y con una maleta enorme aunque sólo fuese a estar fuera dos días, se acercó por detrás el agente de policía Villalba y le cogió la maleta al ver que necesitaba ayuda. Al girarse él, se quedó gratamente sorprendido de volver a verlo.

David le hablaba de usted aunque era un chico muy joven, pero quería mostrarle respeto por su trabajo y además, que nunca lo había visto fuera de él. Ni siquiera lo había visto sin el uniforme, que a pesar de que le favorecía tremendamente, aquel hombre le parecía igual de atractivo o más sin él. Por lo que dejaba ver su amplia camiseta se veía en muy buena forma. Con todos sus músculos de los brazos y piernas marcados, pero lo justo. Era muy atlético, como ese tipo de personas que siempre están practicando algún tipo de deporte. Llevaba su pelo rubio natural aclarado por el sol, peinado con el tupé a lo noventas, lo que contrastaba con su piel morena. De cara se podía decir que era un chico muy guapo: con ojos marrones, mentón prominente y nariz definida, podría pasar por modelo seguro. Aunque su forma de vestir era menos moderna y más deportiva, acorde con su personalidad.

DAVID: ¡Vaya, qué sorpresa! ¿Qué hace usted aquí? —dijo parándose en medio de la pasarela, aunque no venía nadie por detrás.

—Me regalaron unos amigos el crucero por mi cumpleaños y no podía decir que no —sonrió amablemente.

DAVID: ¿Y cuántos años ha cumplido, si se puede saber?

—26.

DAVID: Madre mía. Es usted un agente de policía muy joven.

—Puedes hablarme de tú. ¿David, era?

Él se quedó alelado al ver que se acordaba de su nombre, ya que pensaba que ignoraba su existencia. Pero parecía que no.

DAVID: Sí, me llamo David. ¿Y tú…?

LUIS: ¡Neeeena! —le gritó escandalosamente desde cubierta—. ¡Sube ya pa acá que tenemos que repartirnos los camarotes!

David sintió cómo la vergüenza coloreaba sus mejillas y se despidió tímidamente, cogiéndole la maleta que le estaba aguantando.

—Nos vemos por el barco, pues —le dijo el policía mientras David aceleró el paso sin mirar atrás para llegar rápidamente a donde estaba Luis. Antes de que le volviera a poner en evidencia.

Al lado de donde acababa la pasarela se habían concentrado los amigos para hablar de cómo se repartían las habitaciones. Sin embargo, poco quedaba ya por repartir. Zac iba evidentemente con Efrén, Ada con Osi, Luis con Jaime y Ulises se quiso poner con su amiga Is. Por lo tanto, a David le tocó estar solo en un compartimento, lo cual aceptó con resignación.

DAVID: Así tengo más espacio para mí mismo —dijo yéndose airado y notándose que no le había sentado bien, aunque tratara de ocultarlo.

A la vez que se iba David, subieron por la escalinata los novios, que eran los últimos en llegar. Efrén no tenía muy buen aspecto, pero nadie quiso comentárselo.

LUIS: Mirad, chicos. Éste es Jaime —le presentó a Efrén y Zac.

JAIME: Muy buenas. Encantado —dijo dándoles un fuerte apretón de manos—. Si nos descuidamos, nos conocemos después de la boda —bromeó.

EFRÉN: ¿Verdad? Ya era hora de que por fin un novio le durase más de dos semanas a la rubia.

Luis le metió un codazo a Efrén, que no quería que lo humillara delante de Jaime, y después sonrió diplomáticamente.

LUIS: Que ya no soy rubio, imbécil —le dijo entre dientes.

JAIME: De momento todo va estupendamente. Y esperemos que así siga —afirmó con seguridad, echándose su melena negra engominada hacia atrás cada vez que se le movía un pelo. Después cogió a Luis por el hombro.

Efrén se quedó algo extrañado al oír la varonil voz de Jaime, como si lo conociera de algún sitio. Pero no dijo nada porque pensó que ya le vendría a la mente.

LUIS: ¿Y tú qué? —le preguntó a Efrén— ¿Con jet lag todavía? Porque vaya ojeras que llevas —le devolvió la puñalada por el comentario anterior.

EFRÉN: Bueno, hace tiempo que no duermo muy bien y acabo de llegar de Reino Unido. He dejado a Bruno allí para la boda y la luna de miel.

Zac se puso triste porque se había encariñado mucho con Bruno, pero sabía que era lo mejor y que en cuanto volviesen lo recogerían. Después de estar un rato hablando todos, cada uno se fue a su camarote y luego se volvieron a juntar en la misma mesa a la hora de comer. Osi se rodeó de sus dos chicas: su hermana Is y su novia Ada. Aunque con esta última llevaba una temporada algo distanciado. Desde que a ella la despidieran del hospital ya no se veían tanto. Además, Ada estaba siendo arrastrada por una espiral de depresión debido a que no encontraba trabajo. Y aunque ahora respetase a Osi por sus creencias, seguía sin compartir su punta de vista religioso.

ADA: Voy a acabar siendo Laqueli —suspiró hablando sólo con Osi.

OSI: ¿Cómo que Laqueli?

ADA: ¡La que limpia! Tanto estudiar en la facultad para ser un buen médico y ahora no lo puedo demostrar en ninguna parte. ¡Era mi sueño desde pequeña! Ya no sé ni siquiera si podría ser un buen médico.

OSI: Tampoco se te caerían los anillos por probar a trabajar de otro cosa. Ya te lo comenté.

Ada lo miró con prepotencia y Osi prefirió cambiar de tema para no enzarzarse en otra pelea. Sabía que si seguían hablando de aquello acabarían discutiendo. Y siempre tenía que ser él el amortiguador de sus riñas.

OSI: ¿Sigues tomando pastillas para dormir? —le preguntó acercándose a su oído.

ADA: Ssssh —le mandó callar enseguida y siguió hablando en voz baja—. No saques ese tema aquí en la mesa. Pero sí. Últimamente me cuesta mucho quedarme dormida.

OSI: Ten cuidado, que crean dependencia.

ADA: No te preocupes. No soy una drogadicta —le contestó hosca.

Osi prefirió no seguir hablando con ella y miró a Is, que la tenía a su otro lado. Ella le devolvió una sonrisa cómplice. Sabía que había llegado el momento que habían comentado anteriormente y anunció a toda la mesa.

OSI: Atención, chicos y chicas. Is y yo queremos comentaros una cosa. Es algo que sabemos desde hace tiempo —Is sonreía de emoción y Ada parecía tranquila porque ya sabía lo que iba a decir—, pero queremos compartirlo con vosotros.

LUIS: ¡Maris! ¡¿No estará embarazada de ti y tú estando con Ada, no?! ¡Me da un soponcio!

IS: ¡No, hombre! ¡No es eso! Tú escucha —le cedió la palabra a Osi.

OSI: Is y yo somos hermanos. Hermanos mellizos.

La mesa enmudeció. Nadie sabía qué decir. Se miraban unos a otros con curiosidad pero no se atrevían a preguntar, hasta que Zac se arrancó.

ZAC: Pues… ¿enhorabuena? Qué fuerte, ¿no? ¿Cómo lo sabéis? ¿Es seguro?

IS: Pues descubrimos que mi madre biológica es la madre de Osi y además, nos hemos hecho una prueba de ADN para comprobarlo.

ADA: ¿Y qué dicen tus madres al respecto? —espetó cuando sabía a priori cuál era la respuesta al haberlo hablado con él. Pero quería que se enterasen sus amigos.

OSI: No se lo han tomado muy bien, pero mejor cambiemos de tema —miró a Ada con enfado.

LUIS: ¿Y por qué dieron a Is en adopción? —quería saber el curioso de Luis.

IS: Bueno, tampoco nos meteremos en detalles con eso. Son cosas privadas de la familia y mejor que queden en familia.

LUIS: Ejem, puta, ejem —dijo entre tosidos al no obtener la respuesta que quería e Is lo fulminó con la mirada.

ULISES: Ya que estamos de confesiones —interrumpió la conversación sabiendo que Is no quería contar más— yo también quiero decir algo. Ya que hace poco hubo un malentendido con David y por mi culpa se las vio y deseó con una conocida un tanto desequilibrada. Si hubiera sido sincero, a lo mejor no hubiera pasado.

Mientras hablaba miraba a Is, que le daba seguridad y le había estado apoyando todo ese tiempo. Ella le dio la mano para darle fuerzas.

ULISES: No es algo tan bonito como lo de Osi e Is. Es un problema que tengo y que voy a tener el resto de mi vida. Quería compartirlo con vosotros porque os considero amigos. Y mira que hace un par de años pensaba que eráis lo peor y os veía sólo como compañeros de piso.

LUIS: ¡Válgame, Asir! ¡Cuenta ya! ¡Me muero de la curiosidad! Hoy hay sobredosis de cotilleos —dijo dándose aire con la mano.

ULISES: Padezco un trastorno bipolar. Tomo una medicación que es de por vida, pero tomándola estoy bien. Es por si a veces me veis raro o por si sufro algún episodio de depresión o manía, que es todo lo contrario. Pero tomando eso, todo debería de ir bien.

Ahora sí que estaban todos callados sin saber qué decir, pero David, que junto a Is era el único que lo sabía, se levantó y le dio un abrazo. Luego se levantó Is y se unió al abrazo de los dos. Y así se fueron levantando todos hasta unirse en un abrazo colectivo que enterneció a Ulises y se alegró de tener tan buenos amigos.

Después se sentaron de nuevo a seguir comiendo y Efrén se dio cuenta de que una persona le miraba desde la otra parte de la sala. Intentó resistir la tentación de mirar, porque lo veía como una infidelidad hacia Zac, que estaba a su lado, pero por el rabillo del ojo notaba cómo alguien le clavaba la mirada y finalmente levantó la cabeza. Pero cuando lo hizo, el chico que estaba mirando giró la cabeza. Efrén se puso un poco nervioso pensando que podría ser algún miembro de los Discípulos de Asir que lo hubiera localizado, pero al comprobar que era un camarero supuso que estaría mirando algo de la mesa. Además, que ya había pasado casi un mes desde aquello. Si lo hubieran visto ya lo hubieran localizado. Mientras su atención volvía a la conversación que tenían en la mesa, Jaime acababa de hablar y como cada vez que lo hacía le sonaba conocido, pero no sabía de qué. Luego siguió comiendo y Efrén observó que Jaime parecía distraído también.

Cuando acabaron de comer, los primeros en levantarse de la mesa fueron Jaime y Luis, que se fueron primero a la terraza a contemplar el mar. Jaime se alegraba de estar con Luis, pero nunca se olvidaba de todo lo que había hecho con los terroristas y de todo lo que le había estado ocultando. Sabía que si le confiase el secreto, él se lo guardaría. Pero quizá sería un peso muy grande de llevar.

LUIS: Qué bonito es el mar. ¿No sería genial poder viajar por mar o vivir en otro sitio que no fuera España? Sería muy liberador.

Jaime lo abrazó mientras contemplaban el paisaje marítimo y lo apretó fuerte para aguantarse las ganas que tenía de compartir su secreto. Pero esa ansia se hacía más y más grande a cada minuto que no se lo contaba.

Unas horas más tarde, Ulises e Is salieron a cubierta a tomar el sol en unas hamacas que tenían pinta de ser muy confortables. Al acomodarse allí se acercó un chico muy simpático que decía ser el médico del barco. Is, que vio de qué iba la cosa, les quiso dejar solos y puso la excusa de ir al bar a pedir un cóctel, pero Uli no parecía querer que se fuese.

ULISES: No te vayas, coño —le dijo en voz baja, pero Is le hizo caso omiso y se levantó para dejarlos solos.

—Vaya, vaya. Qué chica más guapa tenemos aquí —le dijo mientras le besaba la mano—. Qué pena que no me gusten las mujeres—dijo amablemente.

IS: Tú te lo pierdes —bromeó ella yéndose hacia el bar.

—¿Os lo estáis pasando bien o qué?

ULISES: Sí… Muy bien —se puso muy vergonzoso y el hecho de que fuera atractivo lo intimidaba más.

—¿Cómo te llamas? —le dijo a Ulises acercándose para darle dos besos—. Yo soy Marc.

ULISES: Yo Ulises. Encantado.

—Tienes unos ojos azules preciosos, Ulises.

ULISES: Vaya, pues gracias —dijo tímidamente. Ese día se había puesto las lentillas para tomar un poco el sol y se le veían más aún.

—Pues nada, encantado de conocerte a ti también. Esta noche estaré por aquí, en la discoteca del barco supongo. Nos vemos y nos tomamos unas copas, ¿vale?

ULISES: Vale. Hasta luego —se despidió colorado como un tomate.

Por la noche David se arregló para ir un rato a la discoteca con la esperanza de ver al agente Villalba. No lo había visto desde que subieron al barco y era lo único que le animaba a salir de su estancia. Habían quedado todos los amigos después de cenar, pero él no estaba de humor. Se sentía muy solo en su camarote… Y en la vida también. Desde que Zac lo dejó no había estado con nadie más y ya quedaba patente que Zacarías había rehecho su vida. Tanto que se iba a casar. No tenía ni siquiera amigos, llegó a esa conclusión al verse allí solo. En ese instante alguien tocó a la puerta y fue a abrir.

DAVID: ¿Efrén? ¿Qué coño haces aquí? Vete, anda —le dijo sin dejarle pasar.

EFRÉN: Sólo quería decirte que te agradezco mucho que hayas venido a la boda. Sé que no me hablas, pero significa mucho para mí que estés aquí. Y yo te sigo apreciando un montón.

DAVID: Mira, Efrén, si he venido ha sido porque tenía que venir. Y todo esto que me cuentas es muy bonito, pero no quita que tú, el que era mi mejor amigo, te vayas a casar con mi ex novio. Ya no que estéis juntos, que yo os pronostiqué que duraríais un telediario como todo lo que te dura a ti, sino que encima os vayáis a casar. ¡Es que es el colmo!

EFRÉN: Sólo te puedo decir que lo siento. Pero sabes que me gustaba Zac desde antes de que él estuviera contigo y sabes que yo le gustaba a él.

DAVID: Me parece genial, Efrén. Pero por encima de todo eso estaba nuestra amistad—dijo conteniendo las lágrimas—. Aunque ya vi que no. Si me disculpas.

David apartó a Efrén que le bloqueaba la puerta y salió de allí hacia cubierta, antes de que empezara a llorar delante de él y viera que aún le importaba.

DAVID: Idiota —pensó con rabia de su ex amigo.

Cuando subía por las escaleras llegó a tiempo justo para ver cómo Ulises hablaba con un desconocido y a continuación se iba.

DAVID: ¿Quién era ese? —se entrometió porque necesitaba dejar de pensar en la pareja nupcial.

ULISES: Nada. Es el médico del barco.

DAVID: Mmmm. Médico —se animó enseguida.

ULISES: Pues si lo quieres, todo tuyo. Me acaba de decir de ir a su habitación, pero paso. No me gusta cuando van tan directos.

DAVID: Ahá. ¿Pero te gustaba?

ULISES: Sí. Era muy guapo.

DAVID: ¿Como el vecino aquel de tu finca que también le dijiste que no?

ULISES: ¿A qué viene eso? No tiene nada que ver. Aquel chico no me gustaba.

DAVID: Ya, claro. No es por nada, pero me da la sensación de que te gusta algo mientras no lo puedes tener, pero cuando sabes que es posible te echas para atrás. Así que, tú sabrás lo que haces…

Mientras tanto en el camarote del médico, éste se dispuso a realizar una llamada.

—No. No ha podido ser… —Hablaba por el móvil—. Pero está a punto. Yo creo que caerá. Mañana probaré otra vez. Y si no éste, cualquier otro… Sí, lo tengo todo preparado. Si lo consigo mañana puedo desembarcar en Marsella…

Mientras hablaba cogió la alcachofa de la ducha y empezó a tirar agua caliente por encima de todo el hielo que había preparado dentro de la bañera para derretirlo. Sobre la mesa había una nevera portátil que no parecía precisamente que fuera a transportar alimentos.

A la mañana siguiente, todos desayunaron y después se tomaron la mañana de relax mientras el personal del barco preparaba la popa para la boda, que era a mediodía en cuanto llegasen a Marsella. Tenían que aprovechar para disfrutar del baile después del convite, ya que esa misma noche también se celebraba la Renovación a partir de las 12 y tenían que dormir las 24 horas. Al día siguiente volverían a casa todos menos los novios, que continuaban con el crucero.

Una vez amarrados en puerto, la ceremonia dio comienzo con normalidad. Ambos novios llevaban un precioso traje blanco de chaqueta, pero sobre la piel morena de Efrén destacaba mucho más que sobre la blanquecina tez de Zac. Ni siquiera ese día se había peinado demasiado su indomable pelo de pollito. Por contraste, Efrén lo llevaba tan engominado que parecía de cartón.

David se había bebido un par de copas, pero por el momento no parecía peligroso. Para eso Ada se había sentado a su lado, para evitar que hiciera alguna locura. No andaba lejos de equivocarse, ya que al pronunciarse las palabras de si alguien tenía que decir algo en contra de esa unión, que hablase o callase para siempre, David inspiró fuerte, cogió impulso y empezó a levantarse de la silla.


Próximo episodio: lunes, 2 de enero de 2011 a las 21:00.

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