lunes, 9 de mayo de 2011

2x04 ZAC

Priviuslí, en El mundo al revés: Zac se entera a través de David que Benjamín estuvo secuestrado por los padres de Tirso, lo cual no se toma muy bien porque David está indagando en el tema, y por esto y otras cosas (como que fume bastante, aunque ha prometido dejar de fumar) decide darse un tiempo con él. Al darse esta situación, Zac hizo las maletas para marcharse de casa de David, pero no tiene a dónde ir.

Zac siempre se sintió atraído por Efrén, pero al ponerse a salir con David a raíz del accidente, le daba evasivas a éste cuando se le acercaba hace tiempo. Ahora que Efrén y David son muy amigos, parece que es Efrén el que evita a Zac.

Ofelia está embarazada de Efrén y le dará al hijo cuando lo tenga, según apalabraron. Además, se echó novia (Sandra) hace un par de meses.




ZAC: ¡Benjaaaaaaaaaaaaaa!

Zacarías se despertó exaltado gritando en el sofá de la casa de David, Ada y Luis con una terrible pesadilla. El corazón le latía con fuerza y estaba empapado en sudor. Cuando a los segundos se dio cuenta de que estaba soñando empezó a recuperar la calma. Ada salió de su cuarto al escuchar el alboroto, porque además era la única que había dormido allí.

ADA: ¿Te encuentras bien?

ZAC: Sí, sí. Estoy perfectamente —dijo esbozando una sonrisa e intentando transmitir tranquilidad como si nada hubiera pasado.

ADA: Ais, como te había oído gritar el nombre de Benja, pensaba que estabas soñando o algo.

ZAC: No sé si preferiría estar soñando que despierto. No sé si prefería no saber dónde estaba a ahora, que sé que está en malas manos o a saber qué le habrán hecho. Pero sí, estoy bien —afirmó otra vez tratando de sonreír con sosiego.

ADA: Es normal que esto te haya afectado. No tienes por qué ocultarlo…

ZAC: No, no. Si yo estoy bien. No importa. Tengo qué pasar página y mirar hacia delante —se propuso con ese fingido optimismo que le gusta a él.

ADA: Lo que deberías de hacer, y no es por echarte de aquí ni mucho menos, pero si te estás dando un tiempo con David, sería conveniente que estuvieseis separados. Ya sabes, buscarte un piso para ti. Ya tienes las maletas hechas y todo. Y ahora que llevas meses trabajando algo de dinero tendrás.

ZAC: Sí, bueno. Dinero no tengo mucho. No es que el sueldo de cajero me dé para algo, pero podría compartir piso…

En esos momentos sonó el teléfono y Ada lo cogió.

ADA: ¿Diga? No, aquí ya no vive Osi. Es más, ha vivido muy poco aquí. ¿De parte de quién? ¡¿La congregación de qué?! No, no. No se preocupe que yo se lo digo —y colgó el teléfono desconcertada, a la par que sorprendida.




Zacarías se vistió y acudió directamente a donde él pensaba que podría conseguir alojamiento…

EFRÉN: Y si te quedas en mi habitación, ¿dónde voy a dormir yo?

ZAC: Puedes dormir conmigo, si quieres —dijo en tono insinuante.

EFRÉN: No, no creo que sea una buena solución —se hizo el tonto como si la cosa no fuera con él.

ZAC: ¡Venga, hombre! Ya es casi diciembre. No me vas a dejar en la calle con el frío que hace —y puso cara de cordero degollado.

EFRÉN: Bueno, puedo dormir en casa de David o en la de sus madres.

ZAC: ¿Pero es que estáis liados? ¡¿Se puede saber porque ahora estás tan interesado en él y a mí no me haces caso?! —perdió la calma inundado por los celos.

EFRÉN: Vale, tranquilízate, tío. Vamos a hacer una cosa. Yo te dejo quedarte en mi habitación hasta que encuentres un piso. Sé que a estas alturas del curso va a ser difícil, pero inténtalo por favor. Yo estoy buscando casa para irme con el niño cuando nazca. Si la encuentro antes y me voy, te puedes quedar con el cuarto.

En esos momentos abrió la puerta Ofelia, que llegaba con su novia Sandra.

EFRÉN: ¡Hola! ¡Me alegro que sea niño, Ofe! —dijo dándole un beso en la barriga—. Aunque sabes que no me hubiera importado el sexo. Te prometo que a la próxima revisión te acompaño. ¡Me voy!

Efrén aprovechó la oportunidad para escaquearse de la incómoda situación en la que le estaba poniendo Zac y se fue porque había quedado con David. Zac se fue a recoger sus cosas de la casa de David viendo que tenía nuevo sitio donde quedarse. Sandra contempló la escena observante hasta que se quedaron solas.

—¿Es así siempre? —preguntó Sandra escéptica.

OFELIA: ¿Cómo que si es siempre así? ¿A qué te refieres?

—Me refiero a que si el futuro padre del niño que vas a tener está haciendo siempre este tipo de chiquilladas de ir de aquí para allá con sus amigos, además de vivir en un piso de estudiantes y de no acompañarte nunca al ginecólogo.

OFELIA: Lleva unas semanas buscando un piso para él…

—¿Y el comportamiento inmaduro también lo lleva desde hace semanas? No se preocupa en absoluto de cómo estás ni de cómo está el niño. Así son los hombres, pueden ser inmaduros durante toda su vida y vivir tan ingenuamente. No creo que vaya a ser un buen padre.

OFELIA: Bueno, Sandra. Tú tienes 38 años y lo ves todo desde otra perspectiva.

—Y tú tienes 25 y no tienes tantos pájaros en la cabeza. Los hombres no deberían de tener hijos.

OFELIA: Anda, no seas tan radical. Claro que pueden tener hijos. Además, yo accedí a tener el hijo para dárselo a Efrén y es lo que voy a hacer.

—Santa Ast, lo que hay que oír…




Efrén llegaba a la cafetería donde le estaba esperando David, ya sentado en una mesa pero mirando inquieto a todas partes y nervioso por encontrarse solo. Estaba mascando algo en la boca lentamente.

EFRÉN: ¡Hola! ¿No me digas que has venido tú solo aquí? —preguntó con esperanza.

DAVID: No, amor, me ha traído mi madre después de ir a clase. Pero llevo solo aquí cinco minutos y me estoy desquiciando. ¡Estoy harto! Estoy harto de sentir esta sensación que me aprieta el pecho y me ahoga. Estoy harto de tener que ir acompañado a todas partes… Pero no lo puedo remediar.

EFRÉN: Ey, tranquilo —le animó cogiéndole las manos—. Es normal. No todo el mundo ha pasado por un secuestro de varios días y no todo el mundo podría vivir con ello…

DAVID: Por eso me he apuntado a artes marciales —dijo masticando algo.

EFRÉN: ¿Qué dices? ¿Y eso?

DAVID: Quiero aprender autodefensa. Quiero sentirme más seguro cuando vaya por la calle y por supuesto, poder salir solo a la calle.

EFRÉN: Bueno, pues si te va bien, me alegro. Por cierto, ¿qué estás comiendo?

DAVID: Es un chicle de nicotina. ¡Está malísimo! Me han dicho que lo tengo que masticar despacio durante media hora.

EFRÉN: Me alegro que lo estés intentando. Pero, ¿esto lo haces por ti o por Zac?

David hizo un silencio que otorgaba más que si hubiera hablado.

Al cabo de unos minutos se presentó allí Osi, que había quedado con David en pasarse un rato porque le quería comentar algo.

OSI: Bueno, ¿y qué me querías decir?

DAVID: Verás, Efrén y yo hemos estado jugando a los detectives y hemos averiguado cosas de dónde podría estar Tirso.

OSI: ¿Ah sí? —pareció sorprendido y a la vez muy interesado—. ¿Y habéis ido a la policía con lo que tenéis?

EFRÉN: No, porque en realidad no tenemos mucho. Además, que tenemos miedo de que los padres de Tirso le puedan hacer algo malo a Tirso o a Benjamín si saben que la policía les sigue la pista.

OSI: Ahá. Bueno, ¿y qué sabéis entonces y por qué me comentáis esto? —preguntó ansioso.

DAVID: Pues lo que tenemos es una matrícula de coche y a mí me dijo un pajarito hace tiempo, llamado Ada, que una de tus madres trabajaba en Tráfico en Madrid…

OSI: Ya veo por dónde van los tiros… ¡De acuerdo! No prometo nada, pero yo les preguntaré disimuladamente, sin delatar lo que estáis haciendo, claro.

EFRÉN: ¡Genial, tío! Muchas gracias. A ver si conseguimos algo con todo esto.

OSI: ¿Os venís a casa? Yo voy para allá que tengo que seguir estudiando.

DAVID: Sí, venga vamos, bellos.




Cuando llegaron a la casa, Efrén se quedó hablando con David en el comedor y Osi siguió hablando por el móvil con su madre y se metió en su cuarto para salir a los pocos minutos.

OSI: ¡Chicos! ¡Que mi madre me ha dicho que puede mirar eso de la matrícula! ¿Os imagináis que encontramos a Tirso y Benjamín?

Y conforme decía esto salió Zac de la habitación de Efrén, que ahora era suya, y había estado escuchando los gritos de Osi.

ZAC: ¿Podemos hablar un momento, David?

DAVID: Si nos estamos dando un tiempo será mejor que no hablemos nada —le reprochó.

OSI: Yo mejor me voy a mi cuarto.

Y se metió en su cuarto seguido de Efrén, que les quisieron dar intimidad.

ZAC: Acabo de oír lo que estabais diciendo, ¿no te dije yo que dejaras el tema de la investigación?

DAVID: Ya lo sé, Zaqui, pero…

ZAC: ¡No me vuelvas a llamar así! —exclamó enfadado—. Sabes lo peligroso que puede ser si os involucráis. ¡Os podría pasar lo mismo!

DAVID: Es que…

ZAC: Lo siento, David. Yo ya te avisé. No puedo vivir con esto.  Hemos terminado.

DAVID: Pero, Zacarías. ¡No seas así! ¡Yo te necesito! —empezó a llorar dramáticamente.

ZAC: No me montes números que es lo último que necesito.

DAVID: ¡Si hasta estoy intentando dejar de fumar! ¡De verdad!

ZAC: Es demasiado tarde. Me voy a dar una vuelta que aquí el ambiente está muy cargado.

Se fue ligero por la puerta de casa pero Efrén, que lo había oído todo desde la habitación de Osi, salió corriendo detrás de él y lo alcanzó en el ascensor, mientras que David se quedó llorando desconsoladamente en el salón.

EFRÉN: ¿De qué vas, tío?

ZAC: ¿Cómo que de qué voy? Le dije que no siguiera investigando y lo ha seguido haciendo.

EFRÉN: A ti lo de la investigación te da igual. Hace mucho tiempo que no quieres a David, si es que alguna vez lo has querido, y ahora has encontrado la excusa perfecta para dejarle, ¿verdad?

ZAC: Eso no es del todo así.

EFRÉN: ¡Eres un cobarde! ¡Tenías que haberle dicho lo que sentías desde el principio y haber estado conmigo, que era lo que ambos queríamos! Ahora que es cuando más te necesita lo dejas en la estacada. Me has decepcionado por completo.

ZAC: Te estás equivocando, Efrén. Las cosas no son como tú las dices.

EFRÉN: Vete a dar una vuelta y yo me iré con David a su casa —dijo recuperando la calma—. Así podrás volver luego a dormir al cuarto que te he dejado. Para que veas que yo no soy como tú y no te doy la espalda cuando me necesitas.

Efrén se volvió a la casa a por David, que estaba más vulnerable que nunca, y se fueron ambos. Zacarías se dio una vuelta por la ciudad pensando en lo que había hecho y en que quizá Efrén tenía parte de razón en lo que había dicho, pero él sentía que lo que había pasado tenía que pasar tarde o temprano. Él ya no quería a David y continuar esa relación no era sano para ninguno de los dos. Se sentía liberado, pero a la vez culpable por no haber hecho las cosas bien desde el principio, como le dijo Efrén.

Al volver al cuarto de su nuevo piso, que aun tenía algunas cosas de Efrén por allí, se durmió dándole vueltas a la cabeza a todo lo que había sucedido y se volvió a despertar bruscamente en mitad de la noche gritando.

ZAC: ¡Benjaaaa!

Se incorporó sobresaltado y se dio cuenta de que había sido otra pesadilla. Estaba soñando que las personas que lo tenían le estaban haciendo daño y no podía soportarlo. Pero pensó que ese peso era algo que tendría que llevar consigo el resto de su vida e intentó apartarlo en algún lugar de su mente, para que algún día estuviese tan arrinconado que ya apenas se acordase. Creía que nada podía hacer y se propuso continuar con su vida. Empezar una nueva vida sin David y mirando al futuro. Pero poco tardaría en derrumbarse, porque esos venazos de positivismo le duraban más bien poco.



Próximo episodio: lunes 16 de mayo de 2011 a las 21:00.

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